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41. ELENA REYNAGA. Soy trabajadora sexual y soy feminista.

febrero 7, 2023

En esta ocasión CLAUDINE EN BILBAO programa feminista, conversa con Elena Reynaga, fundadora de AMMAR (ASOCIACION DE MUJERES MERETRICES DE ARGENTINA) y presidenta de REDTRASEX (Red de mujeres trabajadoras sexuales de Latinoamérica y el caribe) quien nos acompañará vía telefónica desde Argentina, para abordar el tema SOY TRABAJADORA SEXUAL Y SOY FEMINISTA.

EL TRABAJO SEXUAL ES TRABAJO, El término trabajo sexual fue utilizado por primera vez por la trabajadora sexual, feminista y artista Carol Leigh a finales de los años Ochenta en defensa de los derechos de las trabajadoras del sexo, la reivindicación de la mejora de condiciones de trabajo y la autoorganización de todas ellas en defensa de sus intereses como trabajadoras. Hablar de trabajo sexual en términos de trabajo, significa entonces reconocer antes que nada que este es un intercambio siempre voluntario de servicios sexuales por dinero. Implica reconocer que la prostitución no es sinónimo de trata porque no es un fenómeno unívoco, mucho menos uniforme y su heterogeneidad se complejiza con las diversas formas que asume no sólo en distintos contextos y mercados, sino también en términos históricos y culturales. Es cierto que la trata de mujeres representa una realidad muy compleja y que es tarea del feminismo luchar para que se acabe. Es cierto que en el trabajo sexual hay prácticas que reproducen el sistema capitalista. Pero su reproducción no habita en el trabajo sexual en sí, si no en el mecanismo de explotación laboral en que está incardinado.

La lucha de las trabajadoras sexuales feministas y de todas las feministas proderecho consiste justamente en reconocer el trabajo sexual como trabajo. Ese sería, según ellas, el primer paso para destruir el estigma, para valorar la capacidad de decisión de cuantas se dedican a este oficio y para acabar con la condición de víctimas que el feminismo abolicionista les atribuye. Efectivamente, como recuerda Osborne: “Las prostitutas plantean las mismas cuestiones que las feministas (y que el conjunto de mujeres): aspiran al derecho al trabajo, a recibir protección contra la violencia, a una vida sexual en la forma en que cada una prefiera, y estas son cuestiones importantes para el feminismo, así que la lucha es la misma”.

María Lucila Esquivel es fundadora y presidenta actual de Unidas en la Esperanza, Asociación de Trabajadoras Sexuales de Paraguay. Además, forma parte de la directiva de la Redtrasex, siendo responsable de la secretaría de formación y capacitación. La primera vez que María Lucila Esquivel ofreció un servicio sexual tenía 21 años. Empezó trabajando en la Plaza Uruguaya de Asunción, capital de Paraguay, con 40 trabajadoras sexuales de distintos distritos del país y estuvo junto a ellas por 17 años. Es la misma plaza en la que años después organizaría una protesta de trabajadoras sexuales y activistas de la mano de la Asociación Unidas por las Esperanza, en la cual se desempeña como directora, para reclamar por la creación de una ley sobre el trabajo sexual que las ampare laboralmente y las proteja de la discriminación y la violencia de la sociedad.

Esquivel es la primera trabajadora sexual en hablar frente a la OEA (Organización de los Estados Americanos), y aunque su historia no es lineal, y su labor como activista toca muchos aspectos fundamentales de distintos movimientos feministas —como la inclusión de las mujeres indígenas, los derechos laborales de las mujeres, el acceso al sistema sanitario y una vida libre de violencia—. Su primera aproximación a los derechos humanos solo fue posible gracias a Elena Reynaga, la presidenta de la Red de Mujeres Trabajadoras Sexuales de Latinoamérica y El Caribe (RedTraSex).

CLAUDINE EN BILBAO

“A través del dialogo, construiremos los relatos colectivos, sobre el movimiento feminista en Bilbao y el mundo"

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